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lunes, 11 de abril de 2011

El sueño de la Sierpe

¡Cuidado entre las rosas!
¡Sierpe encantada!
Durmiendo está su siesta,
entre pétalos abrigada,
no molestar ni con arrullo,
de su dulce sueño la calma,
no oses poner tu pie,
ni cerca de la hojarasca.
Si las despiertas ahora,
y de su nube la sacas,
no esperes feliz respuesta,
ni ternezas en su mirada,
te morderá el tobillo,
y envenenará con saña.
¡No hay remedio en este mundo
para su ira desatada!
No te atrevas ni a rozarla,
cuando de amores se trata,
altiva se alzará,
con odio en las entrañas.
¡No hay furia más terrible
que la de Sierpe enamorada!
Es suyo este jardín,
nadie lo traspasa,
de rosas y  jazmín,
tiene perfumada cama,
nunca sale de él,
a nadie profana su casa.
¡Pobre de aquél ser
qué no respeta su valla!
No la acusen después,
de venenosa alimaña,
Sierpe no invade jamás,
la casa que le es extraña,
sólo repta en sus dominios,
tu umbral jamás traspasa,
déjale su perfumado sueño,
no te molesta, no te ataca,
escondido sueño de amor,
le ha apaciguado el alma.
¡Hasta la Sierpe venenosa
tiene derecho a ser amada!

Andrea  Sierpe

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