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lunes, 30 de mayo de 2011

Araña  y  labial

Entre peligrosas y turbias aguas,
tu frágil y confiado amor navega,
moviéndose hacia el, soplando  la ponzoña,
arañas solitarias, tejiendo sus telas,
pegajosas babas, negras y espesas,
palabras zalameras, confianzas ciegas,
tejen…tejen ocultas,
redes al viento, cualquier presa,
de a una, de a dos, de a tres…unen sus fuerzas,
anzuelo  al vacío, no duermen quietas,
elucubran , conspiran…rezuman vilezas,
mil y un disfraces, en sus cuerpos se  prueban,
de dama, de amiga, desinteresada consejera,
quieren  hundir, entre sonrisas, a la que espera,
tacones, labial, collares de perlas,
de gentes falso don, la vida fue su escuela,
llena de envidia la razón, a su presa  merodean,
no tienen corazón, por risa ostentan mueca,
las nutre el dolor ,que a otro ser  les crean,
las  encuentras solas, en bares y en fiestas,
observando todo lo que en ellos se mueva,
de reojo la mirada…la falda discreta,
ante tan  inofensiva fémina,
torpe  moscón se acerca.
¡Perdido está ya…cayó en oculta tela!
Se hunden esperanzas, la distancia pesa,
cazador  cazado…ahora eres presa,
te mataron labial, tacón, pestaña  inquieta,
záfate ahora…la advertencia fue hecha,
te sueltas solo, y con ella te quedas,
¡El amor es paciente, pero no la doncella!
¡El amor perdona, pero también condena!

Andrea  Sierpe



viernes, 27 de mayo de 2011

La niebla en tu sueño

Por ti , seré susurro de tibia niebla,
que  guían las estrellas  del norte,
atravieso  silente tu ventana,
y  me cuelo amorosa en ti de noche,
repto sensual entre tus sábanas,
poso mi  boca  húmeda en tus sienes,
trepo  enredándome  en  tus piernas,
busco  ansiosa el poseerte,
soy collar de niebla apasionada,
aferrada a tu cuello, meciéndome,
te perfuma  húmeda selva sureña,
rocío otoñal  te cubre leve,
ligera y sagaz, como salvaje puma,
te devora mi aliento de nieve,
volcán y lava, mar y espuma;
 tu  amor secreto,  voraz e insaciable,
 que la lluvia sureña  no  apaga,
soy  tu amante de niebla,  imparable,
hálito de sierpe enamorada,
que te hará el amor sin despertarte,
y retozará invisible en tu mañana,
feliz, húmeda y palpitante,
a tu lado, por más, en tu cama,
seguiré  tus pasos con mirada penetrante,
mil besos ardientes recorrerán tu espalda,
me iré sin palabras que delaten,
mi presencia en  tu madrugada,
 mi cuerpo se lleva tu perfume,
mezcla de verde valle y antigua  raza,
 dorada eguzkilore en mi vientre
llevo  a mi sur en la alborada,
 dejo deshojada mi rosa en tu calle,
me espera el desamor en casa,
 copa vacía , lágrima y  copihue
otoño  gris, nieve , mar y montaña.
¡Pero fuiste mío una noche
de niebla y pasión que estalla!
Hasta hoy pensarás que lo soñaste,
 en tu cuerpo, quedan huellas extrañas,
aromas que desconociste,
cansancio en tu mañana,
un sabor distinto en el café,
y tu cama con sudor, desordenada.
Desde lejos misteriosa sonreiré,
enigmático brillo llena mi mirada,
¡Mi copa  en una noche llené,
mi amor ya no conoce distancias!

Andrea  Sierpe

domingo, 22 de mayo de 2011

Araucana

Quiero equivocarme contigo,
ser un irresponsable en tu querer,
lujuria para tu instinto,
amarte con terrenal entusiasmo,
esperar a que te detengas en mí,
esforzarme en enamorarte
y concentrarme sólo en ti.
Soy trébol en tu calendario,
nenúfar en el margen de tu río,
altea para tu insomnio,
pensamiento en tu amanecer,
regio amándote,
planta medicinal para sanarte
y puesta de sol en tu atardecer.
Eres la musa de mis pensamientos,
araucana,
mi alma es un cuarto cerrado
oliendo a tu perfume de mujer,
y tú una araña galeodes
que ha convertido mi vida
en un amor que comienza y acaba
en ti, en reflejarme en tus ojos
para que me ciegues de placer.
Me he enamorado sin conocerte
sólo por tu forma de escribir,
eres mi niña del alma,
Venus de mis deseos
que me rapta cada noche,
escorzo de piernas
donde florecen los labios y los besos,
humedad en mis sueños
y epicentro de mi sentir.
Suspiro porque mis manos resbalen
por tu cuerpo,
que tus vértebras sean teclas
de mi piano,
para que mis dedos te recorran
y te estremezcas con jadeos
mientras nos amamos.
Detrás de mi mar estás tú, araucana,
cierro los ojos y te veo,
respiro el aire y es tu aliento,
y en mi noche oscura de deseo
te imagino nácar en mi pecho,
anhelando que me venzas
para ser tu trofeo.
Ansío pronunciar tu nombre
para que se repita como el eco,
que mi carne cuaje en tu cuerpo
y tu piel desnuda me cubra por entero.
Imagino que tus pechos son mi almohada,
y tu vientre más que cama, lecho,
que tus brazos son mis sábanas
y tus besos, araucana,
mis sueños.
Por eso no quiero meditar sobre ti,
sino amarte


Gonzalo  Otamendi
Noche  de  amor

Quiero que  me lleves a la cornisa,
donde empieza tu deseo,
quiero que con tus profundas caricias,
recorras cada linde de mi cuerpo,
tus labios en mi piel, cual mariposas,
se posen amorosas en mi cuello,
 tus brazos rodeen mi cintura,
y mis cabellos se posen en tu pecho.
Frente a mi candente mirada,
deslices por mi cuerpo ardiente , tus dedos,
me entregues embrujo de  pluma apasionada,
escribas sobre mi vientre tus versos.
Selva y monte que se encuentran,
revelando antiguo amor secreto,
ahora mi caballero, sin espada,
regresa por su dama al fin del tiempo,
de cómplices ahora,  las estrellas,
 alumbrarán  silentes nuestro  lecho,
tus manos, suaves entre las mías,
cuerpos en tormentoso encierro,
piernas en nudo entrelazadas,
susurro anhelante y profundo beso,
alma y carne enamoradas,
pupilas  con  ardiente destello.
Amor hasta la madrugada,
poema de desnudo verbo,
soneto sensual bajo las sábanas,
escrito de sudor y amor eterno.
Norte y sur, salvaje danza,
tu rostro descansa entre mis senos,
estoy a tus deseos entregada,
mi rosa poseída por su dueño,
sin espinas, aterciopelada,
como quería dártela en sueños
¡Tu copa y la mía al fin juntas,
rebosantes de miel y vino nuevo!

Andrea  Sierpe

sábado, 21 de mayo de 2011

Tengo dueño…

Cupido ahora  no quiero,
que toques de nuevo a mi puerta,
mi corazón ahora esta pleno,
y mi copa al fin está  llena,
no pierdas tu precioso tiempo.
guarda  envenenada  saeta ,
ahora por fin  tengo,
 mi enamorada  alma quieta,
 se baña en remansos nuevos,
de agitado mar y lagos turquesa.
Tengo  versos, ternura y  pasión,
y  mirada del norte, iluminada,
que me han alegrado el corazón,
no quiero en mi vida ya nada,
que  me separe de este amor.
Son voces lejanas que se encuentran,
amores que se creían perdidos,
y  separaban los tiempos su andar,
ahora con versos se han reunido,
euskilore y copihue; espuma y sal.
Ahora mis ojos frente al horizonte,
a mi amado quieren llegar,
vuelan amorosos  a su norte,
llevan de mi tierra el mineral,
la selva sureña y sus nieves,
océano, desierto  y volcán
Se unen con ternura a sus montes,
su ria, sus calles, su ciudad.
¡Cupido…no pierdas tu tiempo!
No podrás ahora separar,
lo que  el destino ya ha unido,
somos dos naves en un solo mar,
 alma y corazón en uno.
¡No más soledad!
¡No más corazón vagabundo,
no más resignadas ganas de amar!
¡Mi vida ha encontrado su dueño!
¡Mis aguas su cauce, mi fuego su hogar!

Andrea  Sierpe

jueves, 19 de mayo de 2011

Las hojas y el silencio

Entre tanto rumor de letra muerta,
prefiero el camino del silencio,
en silencio cae triste la hoja seca,
leve, no grita su dolor al viento.
Segué de mi boca la palabra,
antes de herir a otros con el verbo,
a veces, de amor, el alma se traga,
de un sorbo, su amargo verso,
así se soporta mejor la madrugada,
callar y morderse desde dentro,
antes que la ira despiadada,
silencio y lágrima, compañeros,
de tantas  tristes jornadas,
niebla que no deja ver el sol,
que vuelven tristes las mañanas,
invierno, enemigo del amor,
que en el jardín las flores apaga,
las nubes me ocultan azul cielo,
el hielo persigue mis pisadas.
No me deja ver a quien quiero,
ni sentir , en mi nuca, sus palabras,
lluvia que me niega el calor,
que el canto del ave amordaza,
desnuda de luces mi voz,
silencia mi alma enamorada.
¡Caen como hojas muertas mis versos,
en silencio, frente a tu ventana!

Andrea  Sierpe

lunes, 16 de mayo de 2011

Más que una oración, eres un nombre

Me gusta que seas enunciativa afirmativa,
que expreses que nuestro amor sucederá,
y que mudes a interrogativa directa
para preguntarme si sé que ya me amas,
para que sea imperativo
y que no lo dude jamás.
Me hace feliz verte exclamativa
cuando me dices ¡cada vez te deseo más!,
verbo transitivo con complemento directo,
y activa cada tarde para que la pasiva noche
deje de ser intransitiva cuando llegue la oscuridad.
Quiero que seas pronombre demostrativo,
en absoluto impersonal, reflexiva
para hablarme y recíproca en la intimidad.
Y me encanta que seas simple,
núcleo de mi predicado,
nada compleja, sencilla y, a veces,
irracional.
Sueño que seas unas veces preposición
para unirme a ti y, otras, locución para
que estés junto a mí;
y conjunción para acariciarte, aunque
no me especifiques la parte de tu piel
que es subordinada condicional
para suspirar por mis dedos y gemir.
Me gusta determinarte con mi boca,
que yo sea prótasis, si lo sé...,
y tú apódosis,...antes vengo,
circunstancial en tus penas
y condicional de tus sueños.
Y adjetivamente maravillosa,
tierna para el amor,
subjuntiva de mi cuerpo,
y perfecta en primera persona
para declinarnos, en plural, los dos.
Para qué servirían las letras y las oraciones,
los pronombres y la admiración,
si no fuera para formar tu nombre,
silabeártelo al oído,
deletrearlo con mis labios
y grabarlo en mi corazón.
Subráyame, mujer, qué nombre propio
tiene tu hombre,
si es sustantivo en tu vida,
gerundio en tu querer,
presente en tus latidos
y futuro en cada amanecer.

Gonzalo  Otamendi

domingo, 15 de mayo de 2011

La fragilidad del amor

El amor es de cristal, frágil copa,
que amorosa se entrega en el rito,
se llena con caricias y entrega,
no con silencios y egoísmo,
los años de dones la colman,
con casa, bienes e hijos,
pero esos dones se acaban,
dejando el espacio vacío,
permanece en éste sólo,
el amor por años compartido,
si no supiste llenarla,
a tiempo con tierno cariño,
no quieras beber  de ella,
lo que no has correspondido.
No has cumplido las  promesas,
que en el templo has prometido,
ofreciste acompañarla,
y sólo le diste olvido,
protegerla y adorarla,
y le diste amargo nido,
los lazos que los ataban,
ya no los tienen unidos,
en vez de tenerla cerca,
un frío muro has construido.
No pretendas ahora,
que quiera seguir contigo,
sé justo y déjala buscar,
los años que se ha perdido,
silenciosa y sin recriminar,
ella te dio todo lo pedido,
te construyó  tibio hogar,
te entregó rectos hijos.
¡Dale su copa de cristal!
¡Vacía pese a lo vivido!
Ella aún la puede llenar,
Con  el amor que no ha recibido,
no se la pretendas quebrar,
no se merece tu castigo.
La vida te da, pero  quita,
lo que no te has merecido.
Amor…cristal de frágil copa,
ofrece dama en tu camino.

Andrea  Sierpe


sábado, 14 de mayo de 2011

Dos  Copihues…

Fría mañana de otoño, sur inclemente,
mi tierra cubierta de espeso rocío y bruma,
verde prado pintado de verde muerte,
despojos de hojas, lágrimas amarillas,
cubren mis calles, como manto triste,
los árboles lucen sus ramas desnudas,
ausente de color que al corazón alegre.
En la tierra mis manos, los ojos me brillan,
de regalo me dieron la luz de los montes,
retoños de copihue que a ambos simbolizan,
tu tierra y la mía, nuestro amor distante,
hojas verdes como el país donde vives,
de blanca flor uno, pureza, esperanza,
de rojo pasión otro, encendidos corazones.
¡No los plante alejados!, me recomiendan,
¡Juntos crecen fuertes como las pasiones!
Sabiduría mapuche que sabe de plantas,
raza ancestral que conoce los bosques.
Horado profundo ,de litre la tierra,
como amantes tiernos ,junto sus  raíces,
crecerán buscándose sus  enredaderas,
como te busco a ti a lo lejos,cada noche,
como te necesitan mis ojos en la alborada.
Verde, blanco y rojo nuestros colores,
un verde que no marchita el frío de la montaña,
un blanco de esperanza que no se rinde,
un rojo apasionado, que a unirnos nos llama,
colores que surgen de entre tanta muerte,
que ni el viento, la nieve ni el frío apagan.
¡Emblemas del amor que mis manos te ofrecen
desde mi sur lejano, mis lágrimas araucanas!

Andrea  Sierpe