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sábado, 9 de julio de 2011

El  fruto  de  mi  espera…

Antojos de comer tierno fruto,
que maduro en el árbol se me muestra,
empezar, desde su centro, dulce y jugoso,
hacer de él ,gajos de pronta primavera.

Desollarlo  tiernamente, de a poco,
de su tibia piel, fragante y tersa,
con amoroso  apetito devorarlo,
desde dentro, suavemente, hacia afuera.

Humedad, dulzor, embrujo,
su pulpa de miel ,los labios me llena,
lo atesoro entre  ansiosas manos,
y sorbo sedienta, los jugos que libera.

Su carne viva, lentamente  mordiendo,
con ojos de lince que atrapó su presa,
deseos que se aplacan satisfechos,
mientras consumo su néctar.

De su aroma maduro  me empapo,
me embriaga el sabor que me deja,
quiero devorarlo…, de nuevo,
placer a costa de vida  ajena.

Ponen la tentación cerca de mis brazos,
no debe tener mi gula, condena,
dulce y pecaminoso mi paraíso,
mis instintos no se refrenan.

Estoy con hambre de siglos,
por siglos a mi sed, cadenas,
ahora, mi corazón las ha roto,
ya nada mi alma sujeta.

Los cielos azules para mí, de pronto,
se ha acabado mi larga espera,
fuertes sus raíces, fuerte mi árbol,
nacido del amor en fecunda tierra.

Los dioses me han escuchado,
el amor ya no se me niega.
¡De todos los frutos…,uno!
 ¡El que mi cuerpo desea!

Andrea  Sierpe

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