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domingo, 10 de julio de 2011

La  casa  de  la  Ira

Blancos  cisnes con quebrado cuello,
fantasmales  siluetas bajo una luna roja ,
se deslizan sobre profundo cieno,
como naves sin mástil, a la deriva.

Roncos graznidos de cuervo
me saludan entre muertas hojas,
se abren pesados goznes de hierro.
¡Oscura y terrible la casa de la ira!

Vengo a recorrerla en silencio,
me ha invitado, con misteriosa sonrisa,
temible y  poderoso su reino,
todos en su momento, lo habitan.

Danzan en un estanque oscuro,
dando tumbos entre las rocas,
peces ciegos ,de piedra sus cuerpos,
“son la Ignorancia”, ella me acota.

¿Y los cisnes?, tímida le pregunto,
“ellos son las Esperanzas rotas,
quienes tenían labrado un futuro,
y por mí, sólo cosecharon zozobra.”

En el fondo de la montaña  truenos,
por  melodía constante y única,
sin estrellas el negro cielo,
la luz ,aquí a nadie ilumina.

Temida cornamenta de Minotauro,
que a condenados vigila,
aquellos que no tuvieron control,
en sangriento círculo habitan.

La Ira me muestra, con orgullo,
su jardín ,que de violetas se alfombra,
se han regado con todos los llantos,
que en los demás ella provoca.

“Es lo único hermoso que poseo,
y que mi tempestad no destroza.”
Coge una con sus pálidos dedos,
y en mi palma abierta la posa.

“Ésta a ti, por amistad, te la regalo,
para que nunca olvides una cosa:
La ira y el amor son necesarios,
se alejan, pero a veces se tocan.”

“No hace al humano mejor ni peor,
poner mis palabras en su boca.”
“El amor es dueño de sus momentos,
yo también de los míos soy señora.”

Abandono pensativa su ciénaga,
por  despedida su  “hasta luego”.
Ahora que  conozco su jardín y su casa,
a la Ira y su humanidad no le temo.

Ella estará ahí siempre, pasiva,
todos la llevamos por dentro,
si la oportunidad no la invita,
nada la sacará de su  encierro.

Mi alma también es su guarida,
como la alegría, el amor y los celos,
ya no quiero regar sus violetas,
ni quebrar a los cisnes el cuello.

No provoques, hombre, en mí la Ira,
no seas un pez de piedra, ciego.
¡Mide tu consejo y tus letras!
¡Qué no quiero su visita de nuevo!

Andrea  Sierpe

2 comentarios:

  1. Releo tus poemas y naufrago embelesado en tus versos. Varados en tus letras mis ojos no zozobran sino que contentos los embites de tu ingenio, sensibilidad y magestuoso verbo acaparan.
    Ya son acantilado, paisaje, ya son balcon por los que tu inmensidad contemplo. Gracias Andrea Sierpe, sigue desgranando tu arte sincero.

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