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viernes, 1 de julio de 2011

Pese  a  todo…

Busqué el amor demasiado lejos,
donde mis manos nada alcanzan,
donde se desgajan invisibles mis versos,
y no pueden encontrarse las miradas.

Mis pupilas se empañan  como espejos,
frío cuchillo me hiere la espalda,
se disipan tus faroles a lo lejos,
se me nubla de ceniza la mañana.

Manzana de oro en árbol ajeno,
hambre de amar que nada apaga,
corazón que debe estar sereno,
aunque le azote el granizo en la cara.

No saber que depara el destino,
arrojarse al vacío confiada,
con la esperanza de tu cariño,
ternura y compañía en mi mañana.

Rostros, voces que no conozco,
me quitan el sueño, despiadadas,
dormir, la noche…, da miedo,
prefiero  sorda  madrugada.

Se asoman tímidos retoños,
entre  otoñales ramas y cizañas,
anuncian el renuevo  y el cambio.
¡Primavera, rumor a  rosas y esperanzas!

Yo en  tristeza, la alegría en otros,
que tienen lo que a mí se me niega,
no se sonríen por ello  mis ojos,
mi mirada decae…,  sincera.

Mi esencia es esa, no la oculto,
aléjense de mí si les molesta,
 ante todo…, lo  veraz y honrado,
que engaño y farsa a manos llenas.

Tengo de mi vida que ocultar poco,
porque mucho la he tenido sujeta,
se inculca aquí el añejo decoro,
es mi tierra de rígidas reglas.

He saltado, sin temer, todo obstáculo,
destrozado a puño, murallas y rejas,
transformada en prófugo pájaro,
he roto ataduras y esquemas.

Sorda y ciega, no me recrimino,
por amor, mi alma se doblega,
de las gentes no temo el castigo,
por tu amor, todo vale la pena.

Sigo mirando hacia el cielo,
pidiendo calma a mi cordillera,
con mis brazos, para ti ,abiertos.
¡Perfume  a rosa nueva en mi espera!

Andrea  Sierpe

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