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lunes, 4 de abril de 2011

La llave que espera…

Guardo la llave de mi corazón
escondida bajo mi lengua,
no te  emitiré versos sinceros,
hasta que por fin la merezcas
no  te será fácil alcanzarla,
el verso tengo agrio , la mirada seca,
olvidada la caricia y la piel muerta.
Si me amas,  deberás poder,
aquietar  mi alma, matar mi pena,
ser capaz de convertir en blanca rosa  mi hiedra,
la ira de mis ojos ,en mirada tierna,
encontrar en mi cuerpo, los lugares que despiertan,
los rincones que estallan ante la caricia certera.
Ser sabio en el amor, fiel y de risa sincera,
besar como los dioses, amar de mil maneras.
Si algún día apareces, en una tarde cualquiera,
con  infinito beso, seré toda entrega,
te daré los días y las noches más intensas,
un amor sin medida, sin prisas ni cautelas,
floreceré en tus manos como lirio en primavera,
mis ojos muertos serán para ti ,dos luminosas  estrellas,
y te llenaré de luz y color el  camino a mi puerta,
con  tornasol de colibríes y frágiles  luciérnagas,
amaré lo que tú ames, seré cosecha de tu siembra,
te refugiaré en mis brazos donde el dolor no llega,
y apartaré de tu senda  la maldad y la tristeza
seré el remanso de tus aguas.
tu refugio en la tormenta,
seré lo que antes fui, antes de la herida primera
cicatriz dolorosa, incómoda  compañera,
pero amada al fin y al cabo, de mi vivir una huella,
y de la vida misma hay que aceptar con nobleza,
el placer y el tormento con resignada paciencia.
Mientras esperanzada guardo debajo de mi lengua,
la llave que  del amor vuelva a abrir la puertas.
¡Pasen los años que pasen de anhelante espera,
siempre estará ahí por ti, esperando que vuelvas!

Andrea   Sierpe

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