Quisiera por sólo un día…
(Dedicada a mis tías abuelas: Rosaura Filomena, Yolanda del Carmen y Juana Pabla Petronila)
Quisiera regresar a mi infancia sólo por un día,
regresar a los brazos de Yolanda, Juana Pabla Petronila,
y a la olorosa cocina de Rosaura, mis tres “Hadas Madrinas”.
Coger con ellas frambuesas, en la hora vespertina,
preparar los siropes, el kuchen , cernir la harina,
recorrer la gran casa jugando y riendo a las escondidas,
y recibir de sus amantes manos ajadas,
el libro nuevo que para mí siempre había.
Leche con magdalenas, plumón de ganso, algarabía,
mis tías sabias, entrañables, que tanto yo quería,
llenaban en mi vida el lugar ,que mi madre, no tenía
no tuvieron varón ni hijos, sólo amor por su sobrina,
y su sobrina, ciega devoción por ellas sentía.
Niñez de privilegios, magia y repostería,
mimos, caprichos, enseñanza y regalías.
Un parque por jardín, bosque propio tenía,
cipreses con vista al mar, dos galgos de compañía,
Carlota mi compañera, sólo para mí vivía,
a cambio se me negaban amistades desconocidas.
Burbuja de cristal donde viví de niña,
lejos de la maldad y crueldad de la vida,
ellas construyeron para mí un castillo de pedrería,
una jaula de oro, para que nada malo, tocara mi vida.
Otoños de bruces, buscando gnomos y ninfas,
convencida de que en mi bosque, en algún lugar se escondían,
esperaba los arcoíris, y cuando la lluvia cedía,
corría a quitarle al duende el oro de su marmita.
Mil ensueños en mi mente la lectura me tejía,
caballeros, dragones , princesas y brujas, toda fantasía.
Mi vida transcurría entre aventuras , noche y día,
mientras ellas estuvieron, sólo hubo alegría.
Yolanda, Rosaura, Juana Pabla Petronila;
en todos mis viajes, a ellas, mis primeras visitas,
las flores más hermosas, mil lágrimas vertidas,
poco les doy a cambio por lo mejor de mi vida.
¡Cómo las extraño, que de mí no daría!
Por compartir otra vez , con ellas tan sólo un día,
sentir las caricias de sus manos, volver a cernir la harina,
sentarme con ellas a la mesa toda llena de golosinas
y gritar de nuevo con aguda voz de niña :
¡Mamás, Mamás Madrinas, la once está servida!
Andrea Sierpe
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