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miércoles, 29 de agosto de 2012


Silencio que  hiere…

 

Camino en puntillas…

para que no se diluya en este cuarto

tu sombra ausente.

 

Contengo el aliento…

para que no se disipe tu aroma

que se oculta en cada esquina.

 

Cierro los ojos…

para que tu silueta

no escape de mi memoria.

 

Huyo del tiempo, que crucifica mi alma,

mientras tú ríes…

y te bañas  en tu luz.

 

Aquí, en nuestro invierno,

se  han muerto los sueños,

sólo quedan puñales.

 

Ahora…en la oscuridad

no puedo cerrar mis párpados,

inflamados de dolor.

 

 Y aquí estoy…

agazapada en mi niebla,

descalza y herida.

 

Mirando con ojos muertos,

lo que pudo ser,

lo que pude hacer.

 

Mientras, en las calles grises,

las gentes pisan sin reparo

los mustios despojos

de mi corazón.

 

Amor que dejaste, insensible,

a merced de lobos hambrientos,

que destrozan las almas

en soledad.

 

 

Andrea  Sierpe

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