Silencio que hiere…
Camino
en puntillas…
para
que no se diluya en este cuarto
tu
sombra ausente.
Contengo
el aliento…
para
que no se disipe tu aroma
que
se oculta en cada esquina.
Cierro
los ojos…
para
que tu silueta
no
escape de mi memoria.
Huyo
del tiempo, que crucifica mi alma,
mientras
tú ríes…
y
te bañas en tu luz.
Aquí,
en nuestro invierno,
se han muerto los sueños,
sólo
quedan puñales.
Ahora…en
la oscuridad
no
puedo cerrar mis párpados,
inflamados
de dolor.
Y aquí estoy…
agazapada
en mi niebla,
descalza
y herida.
Mirando
con ojos muertos,
lo
que pudo ser,
lo
que pude hacer.
Mientras,
en las calles grises,
las
gentes pisan sin reparo
los
mustios despojos
de
mi corazón.
Amor
que dejaste, insensible,
a
merced de lobos hambrientos,
que
destrozan las almas
en
soledad.
Andrea Sierpe
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