El sueño
es dulce…
A
veces no quisiera
que
la luz de un nuevo día
me
hiriera los párpados.
¡El
sueño es tan dulce!
Nada
en él te lastima…
nada
te oprime el pecho,
se
aletarga el desconsuelo
cuando
te entregas
a
su oscuro y tierno vacío
de
luna y danza de estrellas.
Nada
duele en el sueño,
su
pequeña muerte
te
roza apenas,
te
abraza suave…
(el
único que recibo)
¡Y
te dejas arrebatar
feliz
por su llegada!
Con
una leve sonrisa,
por
el ilusorio triunfo
de
haber sobrevivido
un
día más.
De
salir indemne
(pese
a tus alas rotas)
de
los venenosos aguijones
que
te clava la vida,
cada
vez que el sol,
se
despierta amenazante
por
mi blanca cordillera.
Amo
la noche y su silencio…
Me
duermo con la vista perdida
en
un acallado llanto,
pero
con un tenue alivio
por
un pacto secreto,
urdido
entre mi alma y mi razón.
No
se tocarán de noche…
Me
devolverán mis alas
Y
no me impedirán el vuelo…
La
razón me tortura con su luz,
con
la cruel verdad de mis días,
pero
en mis sueños…
¡Sólo
en lo breve de mis sueños!
Puede
mi alma abandonarse
y
olvidar…
y
construirme un mundo feliz,
simple…mío
y ajeno a la vez,
donde
la luz es amiga
porque
me deja ver tu rostro…
tus
ojos sonriéndome…
y
manos entrelazadas
frente
un mar desconocido.
Es
lo único que necesito
para
que al despertar
vuelva
a contemplar con amargura
mis
alas quebradas,
y
la vida se me venga encima
con
toda su furia,
con
lapidaciones privadas
y
burlas públicas,
de
quienes nunca comprenderán,
(porque
jamás lo han sentido)
(porque
nunca pudieron volar)
que
por un gran amor
se
entrega todo…
se
soporta todo…
y
se pierde todo…
Andrea Sierpe
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